sábado, 23 de junio de 2012

Capítulo 14.

"Por muchas noches en blanco que uno dedique a pensar en su biografía sentimental, la verdad será que encontrará pocas soluciones.  Podrá parchear tal o cual relación pero al final volverá a pasar lo de siempre, que un momento dado saltará en pedazos como tantas otras veces. Porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien, es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales viniesen con fecha de caducidad como los yogures, así sabríamos de ante mano cual es la fecha del final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas ni discusiones, nos dedicaríamos a disfrutar cada momento hasta la ultima décima de segundo. 
Aunque si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando que esta vez ese yogur sí pueda conservarse para siempre."


[Narra Louis]
Al día siguiente su hermano vino a nuestra casa para dejar un montón de ropa y a su mascota, Willy. Siempre había querido tener uno de esos y ahora que lo tenía me pasaba el día acariciándolo y corriendo detrás de él. 
Su hermano era un buen tío. Cory. Tenía dos años más que yo, era muy atractivo y me cayó genial aunque apenas hablamos durante cinco minutos. 
Me había ido a la cocina para llamar al jefe de Delilah para decirle que esta semana no iría a trabajar porque estaba enferma, me dijo que no había problema alguno y que se mejorara.
- Ronnie, soy Delilah - escuché su voz desde el salón - te he llamado unos 23 veces y me salta el buzón de voz, quizás tengas mal configurado el móvil - rió, pobre ilusa - te llamo de nuevo para decirte que ya no estoy embarazada y que podemos volver juntos cuando quieras. Llámame, te quiero.
- ¿Por qué lo llamas? - pregunté sentándome a su lado y ofreciéndole galletas.
- Porque quiero arreglar lo nuestro.
- Pero si fue él quien te dejó.
- Sí pero fue porque se asustó, yo sé que me quiere y que seremos felices para siempre igual que en los cuentos de hadas. - entonces mi móvil comenzó a sonar.
- Si los cuentos de hadas existieran, todavía estarías con él. - me levanté a buscar el móvil y la miré, estaba pensativa. Eso era lo que yo quería, que pensara y que se diera cuenta de que no iba a volver con Ron. Miré la pantalla de mi blackberry, ponía Els y había una foto preciosa de ella.
----------- CONVERSACIÓN TELEFÓNICA -------------
- ¡Els! ¿Qué tal por Manchester?
- Te llamaba por eso mismo - rió - tengo una semana libre así que voy para Londres ¿te apetece quedar para pasear por la tarde? - No sabía que decirle, miré a Delilah y me dio pena dejarla sola.
- No puedo, lo siento.
- ¿Por qué?
- Tengo que quedarme con Delilah - vi como ella giraba la cabeza hacia mí al escuchar su nombre.
- ¿Está viviendo con vosotros? ¿Por qué?
- Su madre la ha echado de casa y... - Delilah no quería que le dijéramos a nadie que estaba embarazada así que mentí - está enferma.
- Joder Louis, iba a hacer un esfuerzo por ti e iba a ir a Londres para pasar tiempo contigo y ahora me dices que no.
- Vente - dije rápidamente - buscaré un hueco para ti.
- ¿Que buscarás un hueco para mí? ¡Soy tu novia!
- Eleanor, no empecemos - suspiré - estábamos bien.
- ¿Sabes? No siempre son arco iris y mariposas, también es compromiso.
- Lo sé pero me he comprometido a cuidar de ella, te llamo luego, te quiero.
----------- FIN DE LA LLAMADA --------------------------
Colgué para no seguir discutiendo, no entendía por qué nuestra relación era tan bipolar, no entendía qué hacíamos mal.
- Tienes razón - dijo Delilah nada más que me senté a su lado - solo fui una tonta ingenua que creía en los cuentos de hadas.
- Odio verte así, ojalá pudiera hacer algo para que te sintieras mejor.
- Que me hagas compañía ayuda un poco - nos quedamos en silecio - oye, he pensado que mejor me vuelvo a mi casa.
- ¿Por qué?
- Soy menor y necesito a mi madre.
- Pero los chicos y yo nos habíamos repartido los días para cuidarte.
- En ese caso me quedo - reímos - siempre viene bien que me cuiden.
- Buena elección - dije sonriente - que sepas que hoy me toca a mí.
- Pero no me parece bien que dejes de lado a Eleanor.
- No importa pasar contigo todos los días hasta arrancarte una carcajada, ella puede esperar.


[Narra Delilah]
El resto del día lo pasé tirada con Louis en el sofá. El intentaba distraerme pero me costaba mucho dejar de pensar en Ronnie. 
Me encontraba mejor que el día anterior pero aún así estaba muy débil y no podía andar porque al hacerlo me dolía el vientre.


Al día siguiente bajé las escaleras con mucho cuidado y me tiré ne el sofá. No me moví. Decidí esperar a que alguien se despertara y me ayudara a hacerme el desayuno o algo así. Escuché como Louis hablaba por teléfono y decía que hoy no podía, que tenía que cuidar de mí. ¿Otra vez le estaba dando largas a Eleanor? Alguien bajó las escaleras y se tumbó a mi lado con cuidado.
- Hoy me toca pasar el día contigo - dijo Harry con una amplia sonrisa. Me trajo galletas Chips Ahoy y nos las comimos mojándolas en leche, estaban deliciosas, eran mi vicio. - Bonito tatuaje.
- Gracias - sonreí - vi que te hiciste uno en USA y me armé de valor.
- ¿Te lo hiciste por él? Ya sabes... - asentí - siempre te lo podrás quitar en una clínica dermatológica.
- O podré decir que me lo hice por ti, por nuestra amistad - le miré y me abrazó.
- ¿Sabes que hay rumores de que tú y Louis estáis liados y vais a tener un hijo juntos? - rió.
- ¿Cómo?
- Por lo visto se han filtrado fotos de vosotros entrando juntos en el hospital y la gente ha pensado eso.
- Que imaginación tiene la gente, tendré que desmentirlo - Harry me pasó el móvil, me conecté a Twitter y twitteé "Louis es simplemente mi mejor amigo, me encontraba mal y me acompañó al hospital. Todos los rumores son falsos xx." - Harry, me apetece darme una ducha.
- Anda, sí que eres directa.
- ¿Qué?
- Que no pensaba que ibas a pedirme así de abiertamente que nos ducháramos juntos.
- Eres un cerdo - reí - lo que quiero es que me ayudes a subir las escaleras.
- Pues vaya decepción - me ayudó a incorporarme y me subió por las escaleras - tienes ahí mismo las toallas y todo lo necesario, si tienes algún problema llama a Zayn, yo estaré en el gimnasio.
- Vale - me metí en la ducha y a los pocos segundos ya estaba cantando como una loca. Entonces me dio por mirar al techo y vi una horrible y asquerosa araña patilarga. Grité lo más fuerte que pude y Zayn vino corriendo.
- ¿Qué pasa? - preguntó asustado.
- Hay una araña - señalé al techo, él puso los ojos en blanco y me pasó una toalla para taparme y poder salir de la ducha. Salí de allí y a los pocos segundos oí un chillido seco y vi como Zayn salía corriendo del cuarto de baño y se escondía detrás de mí. 
Durante el resto del día estuve picándole y riéndome de él por haberse cagado y haberme obligado a matar yo misma a ese bicho.


Era el último día que pasaba en la casa de los chicos, estaba sola en el sofá y oía como Louis le volvía a decir que no a Eleanor. Él no tenía que cuidar de mí, era Zayn ¿por qué hacía eso?
- No deberías pasar de tu novia - dije nada más que colgó - se cansará y te dejará.
- Bah - hizo un gesto despectivo - ella ya ha dicho adiós muchas veces y nunca ha llegado a irse.
- ¿Y no te importa?
- Me he esforzado mucho, he hecho siempre lo que ella quería pero me he cansado de fingir que todo está bien.
- ¿La vas a dejar?
- ¡No! - exclamó - Arreglaré todo y me aseguraré de que vaya bien.


[Narra Louis]
Cory vino a recoger a Delilah unas horas más tarde. Me dio pena despedirme de Willy, ese animalito me había robado el corazón y, obviamente, también de Delilah. Me lo había pasado muy bien con ella estos últimos cinco días y esperaba que, aunque volviera a su casa, siguiera viniendo a vernos constantemente. Miré el mensaje que había mandado Eleanor "Tenemos que hablar." No olía nada bien, no había ni una sola "x" y yo ya me esperaba lo peor. Fui a su apartamento para facilitar las cosas.
- ¡Els! - nos dimos un pico - te he echado de menos.
- Claro, si no me ves me echas de menos.
- Esperaba que dijeras que tú también.
- Pasa - la obedecí - siéntate - le hice caso y me senté en su sofá - Creo que debería ir al grano y terminar con esto de una vez para que vuelvas a tu casa con Delilah.
- Ya se ha ido.
- ¿No vive más con vosotros?
- No - suspiré - te dije que se iba a quedar hasta que mejorara.
- Ah - se quedó callada.
- Bueno ¿qué ibas a decirme?
- No es fácil de decir porque yo te quiero, te quiero mucho pero es que siento que te doy igual.
- Eso no es verdad, yo te quiero con todo mi corazón.
- Pero no me lo demuestras, últimamente nada más que pasas tiempo con los chicos, Audry y Delilah y a mí de das de lado. Y no digas que es mentira porque sabes perfectamente que llevo razón. Lo único que quiero saber es por qué.
- Estoy cansado.
- ¿De mí?
- De todo. De discutir contigo y luego arrastrarme para arreglarlo, de hacer lo que tú quieras y fingir que me da igual, de esforzarme para nada, de fingir que todo va bien.
- ¿Por qué no lo has dicho antes?
- Porque quiero estar contigo, quiero saber que puedo enfrentarme a algo así.
- Ya no estás conmigo por amor, Louis, estás conmigo por estar con alguien y eso no es así.
- No, yo te quiero.
- Me querías, sabes perfectamente que ya no sientes lo mismo que al principio - me miró - y yo tampoco.
- ¿Me estás dejando? - nunca que me había dejado nadie, siempre lo había hecho yo y me sentía confuso.
- Sí - dijo tímidamente después de un largo silencio.
- Está bien - me levanté, cogí mi móvil y mis llaves y me fui dando un portazo. No podía creerme que Eleanor, mi novia, la chica más dulce del mundo, la chica de la que estaba enamorado me hubiese dejado. Sinceramente, desde que empezamos a salir me imaginé cómo sería eso de sentar cabeza con ella y ahora que me había dejado se me venía el mundo encima. ¿Que si lloré? Mucho. Más de lo que me imaginaba que iba a llorar. Me tiré en en asiento trasero de mi coche y me quedé allí llorando hasta que me dormí.
Cuando me desperté ya había anochecido así que me sequé la cara lo mejor que pude y volví a casa. Nada más entrar los chicos supieron lo que había pasado.
- Lo siento mucho, Louis - dijo Niall - nunca pensé que esto iba a pasar.
- ¿Compro tres cubos de helado de Cookie Dough y llamo a Aud y a Delilah? - preguntó Harry.
- Ni helado ni pollas, eso no sirve de nada - dije subiendo las escaleras - si alguien me necesita estaré en mi habitación. - al entrar me sentí peor que nunca, mis paredes estaban llenas de cuadros con fotos nuestras y de regalos de ella. Me puse el pijama y me tumbé boca arriba en la cama, mirando al techo. No iba a tirar esas cosas por si ella cambiaba de opinión pero me hacía daño verlas. Entonces vi cómo la puerta se abría lentamente y apareció una gran cabeza rizada.
- Pasa - me obedeció, cerró la puerta y se tumbó a mi lado.
- Tío, yo no sé que decir.
- No digas nada.
- Es que nunca pensé que lo vuestro tuviera fecha de caducidad.
- Todo lo tiene - decía frases cortas para no derrumbarme.
- Es que se os veía tan felices, tan perfectos, os queríais tanto...
- Tú lo has dicho, nos queríamos - sonreí. Ahí estaba la clave, ella ya no me quería y en el fondo yo ya estaba cansado ¿por qué sufrir?
- Nunca me habría imagina que sería ella la que terminara con todo.
- Yo tampoco, es más, nunca pensé que se fuera acabar - le miré - ¿Sabes? Cada vez que nos quedábamos en silencio o ella se quedaba dormida, yo la miraba fijamente y me imaginaba cómo sería sentar cabeza con ella, casarse, tener hijos y envejecer con ella - se me cayó una lágrima - pero ya no queda nada.
- Ya verás como se arrepiente - me abrazó - de todas formas, piensa que eso era lo que tú querías - le miré extrañado - siempre te quejabas de vuestras discusiones y últimamente preferías quedarte con nosotros antes que verla. - Eso me abrió los ojos. Harry tenía toda la razón del mundo, eso era lo que yo quería, eso era lo que yo necesitaba, deshacerme de lo que me estaba cambiando, de lo que me impedía ser el mismo Louis de siempre, de lo que me arrastraba a un pozo de malhumor.
- Lo siento, siento haber sido tan borde antes - sonreí - ¿sigue en pie eso de los tres cubos de helado?
- Por supuesto - dijo con una gran sonrisa - ahora mismo voy - añadió levantándose.
- Pero si no te importa, preferiría que no llamaras a las chicas, no quiero que me vean así.
- Hecho - cerró la puerta nada más salir. Pasé unos minutos a solas y bajé a reunirme con Niall y Zayn. Al principio trataron de evitar el tema pero al final terminamos hablando abiertamente de Eleanor, imitando algunas expresiones suyas y desahogándonos de todo lo que nos frustraba. Cuando Harry llegó, se unió al grupo y nos comimos dos cubos de helado, el tercero lo congelamos. Nos pasamos toda la noche hablando de experiencias parecidas y nos dimos apoyo y tal, fue una sesión de lloriqueo mientras comíamos helado. He de confesar que estuvo bastante bien sincerarse así con los chicos, fue una pena que Liam no estuviera allí.


A la mañana siguiente estaba desayunando con Niall cuando alguien llamó al timbre, fui a abrir y me encontré con una de las chicas más guapas del mundo, la chica que me había roto el corazón. Al verla mi sonrisa desapareció y me quedé en blanco.
- ¿A qué has venido? - pregunté cuando pude reaccionar.
- A recoger mis cosas y a terminar de dejar las cosas claras.
- Ya está todo claro - dije serio.
- Bueno pues déjame pasar para recoger mis cosas - no quería que hiciera eso porque eso significaba que iba en serio, que tendría que decirle adiós al amor de mi vida para siempre, que nunca volvería a sentir sus labios sobre los míos, que nunca haríamos nuevos recuerdos.
- Adelante - me aparté.
- Gracias - pasó y entró al salón - ¡Hola Niall! - dijo mientras le revolvía el pelo.
- Hey - dijo él sin ganas mirando a la tele y colocándose el pelo. Ella había sido su mejor amiga hasta que llegó Delilah y ahora que ya no estaba conmigo, Niall prefería dejar de verla para no hacerme daño.
- ¿Puedo subir? - preguntó señalando las escaleras.
- Claro - empezó a subir y la imité, entramos en mi habitación y empezó a sacar toda su ropa de mis armarios.
- Oye, me gustaría que no hiciéramos público nada - carraspeó - más que nada para que no me amenacen ni nada de eso.
- Me parece bien, pero si me lo preguntan diré la verdad.
- Haz lo que quieras - cogió todo el maquillaje y las porquerías que tenía en mi cuarto de baño y los regalos que me hizo, también me dio un caja en la que tenía todos los peluches y cosas que yo le regalé.
- No, quédatelos - sonreí - los regalos no se devuelven.
- Gracias - miró al rededor - bueno, las fotos nuestras te las puedes quedar pero me llevo las que salgo yo sola - asentí. Media hora después ya se había llevado todo. Veía la habitación vacía, triste y sin color pero yo me sentía aliviado, podría decir que incluso feliz ya que me había quitado un gran peso de encima porque hay cosas que uno no puede hacer solo: discutir, subirse y sujetar una escalera a la vez, o doblar una sábana de esas de cama de matrimonio. Yo toda mi vida había pensado que lo ideal era vivir en pareja, por muy extraña que fuera la pareja. De hecho, hay parejas que acaban convirtiéndose en tríos, parejas que se van quedando sin pareja y parejas en las que no se puede evitar el miedo a no estar a la altura. Hay parejas que son imposibles por definición, por historia y por física, aunque no por química, o parejas en las que la química se ha ido gastando aunque sigan compartiendo una familia, familias donde en algún momento hubo una pareja. Parejas que fueron en algún momento y ya no son nada, y eso es lo que más miedo da en la vida, cuando la pareja se rompe. Sea por lo que sea la primera sensación que se tiene es de pánico, miedo al cambio, a la pérdida de control sobre nuestras vidas, un miedo a estar solo, pero cuando se llega a esa soledad, uno se da cuenta de que la ruptura puede llevarnos a un lugar mejor. Ése era el primer día del resto de mi vida porque empecé a creer que lo más importante en esta vida era saber volar solo.

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