viernes, 31 de agosto de 2012

Capítulo 25.

"Andas sola por la vida, buscando una salida de ese pozo en el que estás metida, alguien que te ayude a salir, una cuerda resistente que colabore con tu fuerza y, de repente, como un milagro, aparece una luz blanca, intensa y sincera. Alguien que está dispuesto a soportarte, a quererte y a contar uno a uno tus defectos para transformarlos en virtudes. Justo en el momento que ya lo dabas todo por perdido, que ya no contabas con seguir adelante, cuando estaba totalmente rendida, aparece él. Alguien que te saca una sonrisa de verdad, alguien con quien hablar de planes en compañía, alguien con quien recorrer el mundo y ver como el sol ilumina a la luna, al igual que sus ojos iluminan los tuyos. Tal vez para las demás no sea un príncipe azul, no sea Míster Mundo, pero eso es lo que a ti te interesa, que solo sea tuyo, porque para ti, tampoco es un príncipe azul: es el Rey Multicolor y tampoco Míster Mundo, es Míster Universo. Entras en el círculo de necesitarlo cuando está lejos, de despertarte pensando en él, de que sea la última persona con la que hablar al irte a la cama. Por fin, algo salió bien en tu vida. Él, como un ángel caído del cielo, te liberó del abismo que reflejaban tus ojos, de la prisión en la que vivías, ahora todo ha cambiado. Él ha cambiado tu vida. Él te ha enseñado a volar."

[Narra Delilah]
Nada más despertarnos, nos vestimos y nos fuimos al buffet. Habíamos planeado ver la plaza de San Marco, la basílica de San Marco, el puente Rialto y la Campanille de San Marco, lo que significaba que íbamos a andar un montón así que me puse los pitillos vaqueros rasgados y la camiseta que me trajo Louis en la que ponía "Él es mi Louis" con unas sandalias al estilo romano que llagaban solo al tobillo, me puse rímel y me dejé el pelo suelto. Louis se puso unas bermudas de color azul marino con la camiseta que iba a juego con la mía en la que ponía "Ella es mi Harry" y sus victorias blancas. Cogimos nuestras gafas de sol y nos fuimos.
Después de desayunar, cogimos una barca motorizada que nos llevó al puerto y desde allí fuimos directamente a la plaza de San Marco. Era preciosa y estaba llena de veladores así que decidimos volver allí a la hora de almorzar. Luego visitamos la Basílica de San Marco, que se encontraba en la misma plaza por lo que no tuvimos que andar mucho y la Campanille de Sam Marco. Después nos sentamos a comer en uno de los bares que había en la plaza, las pizzas estaban deliciosas y los helados eran sabrosísimos. Seguidamente, fuimos al puente Rialto y a continuación volvimos a la plaza San Marco porque la marea estaba alta y se había inundado, estaba preciosa. Al final llegó al hora de cenar y decidimos volver al hotel y cenar allí.
Luego fuimos a nuestra habitación y nos fuimos directamente a dormir ya que estábamos agotados. Era la primera vez que dormíamos juntos en una cama así que estaba un poco nerviosa. Pero esa sensación se esfumó cuando sentí que Louis me abrazaba por detrás y escuché que me susurraba "Buenas noches" al oído.

Cuando me desperté Louis ya se había duchado y estaba listo para ir a visitar el mercadillo y pasear tranquilamente por la ciudad, así que me duché y me vestí. Como el día anterior me morí de calor, me puse los shorts vaqueros rasgados de talle alto que me regaló Lou con la camiseta amarilla de tirantas que dejaba el ombligo al aire que también me regaló él y unas sandalias tipo romanas que llegaban hasta la mitad de la parte inferior de la pierna, me puse un poco de rímel y esta vez me recogí el pelo en un moño playero.
Fuimos al puerto del hotel y cogimos una barca motorizada para que nos llevara al puerto de Venecia, desde allí nos fuimos a la parte céntrica de la ciudad y nos limitamos a pasear de tienda en tienda para comprar recuerdos para los chicos, Audry, Danielle, mi familia y la de Louis.

- Buenos días - me susurró Louis al oído a la mañana siguiente.
- Buenos días - dije desperezándome y bostezando, luego Louis me besó - ¿Ya nos tenemos que poner en marcha?
- No, hoy no saldremos de aquí hasta la hora de cenar.
- ¿Y eso?
- He planeado algo.
- Y no me lo vas a decir ¿verdad? - negó con la cabeza - Eres idiota.
- Me encanta que me digas que me quieres a base de insultos - sonrió y nos besamos. Pasamos todo el día dando vueltas por el hotel y hablando por teléfono con los chicos, según Harry había fotos de nosotros en el aeropuerto de Venecia pero no estábamos cogidos de la mano así que nadie pensaba que estábamos juntos. - Bueno, son las 18h así que será mejor que nos vistamos.
- ¿Qué me pongo?
- Ropa.
- Muy gracioso, ahora en serio ¿qué me pongo? No me has dicho a dónde vamos.
- Da igual, irás perfecta.
- Entonces iré en pijama.
- Como quieras. - Estaba claro que no iba a ir en pijama, así que abrí el armario y cogí el único vestido que había traído. Era corto, de palabra de honor y de color amarillo, tenía un poco de vuelo pero era bastante informal, el típico vestido veraniego que te saca de apuros. Me puse las sandalias romanas largas y me dejé el pelo suelto. Louis se puso unas bermudas de color azul marino con una camisa blanca y sus Toms del mismo color que los pantalones.
Salimos del hotel, cogimos la barca motorizada y llegamos a la ciudad. Allí, nos esperaba un taxi acuático que nos llevó a uno de los restaurantes más lujosos de Venecia, donde disfrutamos de la auténtica pizza. 
- ¿Esto era lo que no me podías decir?
- ¿En serio crees que si fuera solo esto no te lo habría dicho? Hay algo más.
- Ni me molesto en preguntar ¿verdad? - asintió. Sacó un pañuelo de su bolsillo y me vendó los ojos - ¡¿Estás loco?! ¡Como me caiga o me de un golpe eres Louis muerto!
- Tranquila, conmigo no te pasará nada - me dio la mano y me sentí segura. La verdad es que me hubiera sentido segura aunque hubiera una guerra a nuestro alrededor y todo por estar a su lado. Andamos durante un rato hasta que nos paramos, podía oír el agua golpear contra madera así que seguramente estuviéramos en uno de los puertos de la ciudad - Es aquí, ahora te voy a coger, no te asustes - dicho esto me cogió como si fuera una princesa, dio un par de pasos y me sentó en algún banco o algo parecido. - Al Gran Canal - oí decir a Louis. Segundos después empezamos a movernos.
- ¿Cuándo me podré quitar esto?
- Cuando lleguemos a un sitio.
- ¿Queda mucho?
- No, relájate.
- Es que esto es muy inestable - rió - además me muero pro saber a donde me llevas.
-Está bien, ya hemos llegado - me quitó el pañuelo, abrí los ojos y morí de amor. Me encontraba en una góndola dirigida por un gondolero con el traje típico de gondolero, en el Gran Canal y con la vista más romántica de Venecia. - ¿qué te parece?
- Que no te merezco - le abracé - esto es precioso, es perfecto.
- Aún falta algo más - fue decir eso y que el gondolero comenzara a cantar una serenata de la que no entendí ni una sola palabra, pero aun así yo no podía parar de sonreír. - Tienes la sonrisa que quiero que tengan mis hijos.
- Pues ya sabes, cásate con alguien que se parezca a mí.
- ¿No crees que lo nuestro vaya a durar tanto?
- No es eso, es que somos muy jóvenes y la vida cambia mucho.
- ¿Por qué no iba a casarme contigo? 
- No sé - reí.
- ¿Pues sabes qué? Me casaré contigo, cuando cumplas 18 años te lo pediré y nos casaremos cinco años después. - reí.
- ¿No crees que es muy precipitado? Apenas llevamos saliendo ¿cuánto? ¿Dos meses? Ni siquiera sabemos desde cuándo estamos juntos.
- Desde el 18 de mayo.
- No, esa fue la primera vez que nos besamos.
- ¿Entonces ya salíamos desde antes? - rió y yo me puse colorada. - Pues yo no lo sabía.
- Hombre, antes de eso no parábamos de hacer cosas juntos y se podría considerar salir, prácticamente lo hacíamos.
- Tienes razón, no sabemos desde cuándo estamos juntos pero eso no quita que yo te pida matrimonio cuando cumplas 18 - reí - Yo te lo pediré y tú responderás que sí o no, pero por lo menos te lo pediré.
- ¿Y si dijera que sí?
- Pues nos casaremos cinco años después. O los que quieras.
- ¿Y si dijera que no?
- Pues... - se quedó pensando unos segundos - pues seguiremos juntos pero sin casarnos pero no creo que eso pase porque, ¿por qué me ibas a decir que no?
- No sé, tú quieres casarte y tener dos hijos y yo paso un poco de ese rollo.
- Pero porque es muy pronto para ti - rió - Da igual, no hablemos de eso ahora. Lo que importa es que te lo pediré y dirás que sí. Más te vale decir que sí.
- ¿Y si no?
- Si no, haré esto - se acercó al borde de la góndola, cogió agua con las manos y me salpicó.
- ¿Qué haces? - le imité. Empezamos una mini guerra de agua, no parábamos de reírnos y de movernos mientras el gondolero gritaba en italiano, lo que provocaba que nos reíamos más hasta que, de movernos tanto, la góndola dio una sacudida, nos desequilibramos y caímos al agua. Fuimos nadando hasta uno de los laterales del canal, nos subimos con ayuda de algunas personas y cogimos una barca a motor para que nos llevara al hotel. Por el camino, no parábamos de imitar nuestras reacciones y nuestras caras al ver que nos caíamos, no parábamos de reírnos y el conductor de la barca nos miraba raro.
Cuando llegamos al hotel seguíamos empapados, así que fuimos corriendo a la habitación. Una vez allí, Louis se dio una ducha para entrar en calor y yo hice lo mismo cuando acabó. Al salir de la ducha, Lou no estaba en la habitación, sino en el jardín privado con vistas a Venecia, así que me acerqué a él y lo abracé por la espalda, de forma que él agarró mis manos.
- ¿En qué piensas? - dije apoyando mi cabeza en tu espalda.
- En lo que has dicho hoy, eso de que ya estábamos saliendo antes de que nos besáramos - noté cómo las mejillas se me ponían coloradas.
- Eso fue una tontería que dije para que no tuvieras razón - reí. - Mejor piensa en que me debes un móvil nuevo.
- ¿Por qué?
- Por hacer que nos caigamos de la góndola.
- ¡Como si fuera mi culpa! - le di suavemente en el hombro - vale, lo es.
- Pues ya sabes, cuando volvamos a Londres me compras un iPhone nuevo - reí.
- Y también pienso en que hoy es nuestra última noche en Venecia, en que voy a echar de menos pasar tanto tiempo a solas contigo.
- No pienses eso, piensa que ahora pasarás varios días con tu familia y que luego volverás a Londres, a tu ciudad y que te quedarás allí todo el verano. - le di un beso en la espalda - anda, vamos a dormir que mañana hay que coger el avión y todo eso. - entramos en la habitación y nos tumbamos en la cama pero yo no tenía sueño así que empecé a darle besos por el cuello hasta llegar a los labios. Él sonrió, se puso encima mío y empezamos a besarnos a un ritmo bastante frenético, hasta el punto en el que empezaba a hacer mucho calor.
- Lou, para - dije jadeando.
- ¿Qué pasa?
- Es que... es que yo solo lo he hecho una vez, con Ronnie y ya sabes lo que pasó - me miró fijamente por unos instantes y luego sonrió.
- ¿Sabes? Yo también - rió - Es decir, que yo solo lo he hecho una vez. Pero con Ronnie no. - reímos.
- Eres un mentiroso.
- Delilah, me da igual si quieres hacerlo ahora o no ¿vale? Contigo no tengo prisa. Pero quiero que sepas que, cuando llegue el momento, no te pasará nada porque tendré mucho cuidado para que no te pase nada. - sonreí y le besé.
- ¿Tienes protección? - asintió - Así que ya tenías pensado todo esto eeh.
- No - rió - era por si acaso.
- Ya, claro - nos besamos y seguimos besándonos hasta llegar al mismo punto de antes, entonces nos quitamos la ropa.
- ¿Estás segura?
- Sí.

A la mañana siguiente me desperté con la sensación de que había sido la mejor noche de mi vida. Y todo gracias a Louis, quien por cierto, no estaba en la habitación. Pensé que quizás había ido a la recepción a decirles que nos íbamos hoy, así que me quedé tumbada en la cama. Quince minutos después llamaron a la puerta, así que me enrollé la sábana por el cuerpo como si fuera una toalla y fui a abrir. Y allí estaba él, con la mejor de sus sonrisas y una bandeja llena de cosas del buffet.
- Buenos días, princesa - me besó y entró - menos mal que no te has duchado, me apetecía hacerlo juntos.
- ¿A dónde habías ido?
- Es obvio ¿no? - dijo dejando la bandeja en la cama - Además me he pasado para pagar y todo ese rollo. - me miró de arriba abajo y se rió.
- ¿Qué te hace tanta gracia?
- Que no sabía que salía con un rollito de primavera - cogí uno de los cojines que había por el suelo y se lo tiré - aunque bueno, eso no te hace mucha justicia, tú tienes curvas. Y muy buenas, además - me guiñó un ojo.
- Imbécil - me di la vuelta, dejé caer la sábana y me metí en el cuarto de baño para ducharme y al rato entró él.
Después de una hora de tonterías en la ducha, nos vestimos, hicimos las maletas y nos fuimos al aeropuerto. Allí comimos e hicimos tiempo hasta que el avión salió a las 15h de Italia, de forma de tres horas después, a las 16h de Londres, ya estábamos recogiendo nuestras maletas. Luego buscamos el coche de Louis en el aparcamiento, nos montamos y me dejó en casa.
- ¿Ahora tiras para Doncaster?
- No, pasaré la noche aquí para descansar e iré mañana.
- Vale, ten cuidado.
- Sí, te llamo cuando llegue.
- Y disfruta de tu familia.
- Sí - nos besamos - te quiero.
- Y yo a ti. - entré en mi casa y estaban todos esperándome, incluso Cory y Sunshine. Nada más entrar, los abracé a todos y les conté qué tal todo por Venecia, cómo era, qué habíamos visitado y ese tipo de cosas. También les enseñé las fotos y les di los regalos a cada uno.
- Me alegro mucho de que estés aquí - le dije a Cory.
- Si te digo la verdad, he venido porque tengo una noticia que daros.

[Narra Louis]
El viaje a Venecia había sido el mejor de mi vida. Me lo había pasado genial con Delilah y había disfrutado mucho de ella esos cuatro días, lo único que no me gustaba era que ahora tenía que volver a la rutina de solo verla de vez en cuando. Y ahora que lo habíamos hecho y que, de cierto modo, estábamos más unidos, se me haría más duro.
Al entrar en casa estaban todos los chicos, incluso Liam, Danielle y ¿Audry?. Abracé a todos , les conté todo lo que visitamos, les enseñé las fotos y les di sus regalos.
- ¿Cómo es que estás aquí, Aud?
- Verás, Zayn y yo hemos decidido salir juntos a ver qué tal - no me esperaba eso así que me levanté y los abracé - pero no se lo digas a Del, de eso me encargo yo.
- De acuerdo - sonreí y subí la maleta a mi habitación, luego bajé para que me contaran qué habían hecho ellos.
- Yo me lo he pasado de puta madre en Marbella, tío - dijo Niall - eso es el paraíso.
- Nosotros nos hemos quedado aquí - dijo Zayn por parte suya y de Audry.
- Yo también, pero he ido a ver casas con Lou, está pensando en comprarse algo en el centro pero espacioso para Lux. - dijo Harry.
- Nosotros hemos estado en Wolverhampton con la familia de Liam - dijo Danielle.
- Y bueno - dijo Harry - ¿cómo es Del en la cama?
- Tío, no pienso dar esos detalles. A menos que me pagues. - todos se rieron - no, en serio búscate novia - volvieron a reírse - Bueno, ha sido un placer pasar este tiempo con vosotros pero he de descansar porque mañana voy a Doncaster.
- ¿Con Del?
- No, cree que es muy pronto.
- Ah - dijo Liam.
- Aunque bueno, la entiendo así que no pasa nada - sonreí - Más familia para mí.