sábado, 16 de junio de 2012

Capítulo 12.

Este capítulo es un poquito bajona, un poco bastante depresivo, pero a partir de aquí todo mejorará. Siento si os dan ganas de suicidaros al leerlo xx.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Los chicos se habían ido a USA y yo me lamentaba mucho por haberme peleado con ellos, por no haber ido a despedirlos, por todo lo que había pasado esos último días.
Di clases con mi padre por la mañana y luego me fui a ver a Audry para que me contara cosas sobre la fiesta de después de la entrega de premios.
- Alucinante, la mejor fiesta de mi vida - dijo haciendo mucho gestos - había comida, bebida, música, pero sobretodo, famosos.
- ¿Hablaste con alguno?
- Parece mentira que no me conozcas ¡por supuesto que hablé con alguno! - gritó - ¡hablé con todos!
- ¿No se asustaron de ti?
- Quizás sí. Bueno, seguro que sí - reímos.
- ¡Pero habla! ¡Que no te tenga que tirar de la lengua!
- ¿Y si te digo Ed Sheeran, Adele, JLS y... ¡Bruno Mars!?
- Audry Elisabeth Gallagher - dije seria - júrame que no estás bromeando, por tu vida.
- Lo juro - dijo igual de seria que yo.
- ¿Me puedes explicar cómo es que sigues viva? ¡Que has hablado con el puto Bruno Mars, tía!
- Es un amor - sonrió - Un momento. ¡He hablado con Bruno Mars - gritó.
- ¿Cómo era? ¿Qué te dijo? ¿A qué olía? - pregunté histérica.
- Tía, te empiezas a parecer a mí.
- Me he dado cuenta anda más que lo has dicho - reímos.
- Pues es tan bajito como nosotras, me dijo "hola", le hablé de ti, se rió y dijo que le encantaría conocerte. - puso cara triste - siento no poder decirte a qué huele, es que no estaba concentrada en mis labores de fan en ese momento.
- ¿Qué le encantaría conocerme? - grité.
- Era broma - dijo riéndose.
- ¡Cabrona! - le pegué en el hombro -¡Con eso no se juega! ¿Entonces no le has dicho nada de mí?
- Ni siquiera he hablado con él, lo vi pero me daba cosa acercarme.
- Eres gilipollas, lo juro.
- Bueno, cambiemos de tema - se aclaró la garganta - ¿qué haces hoy?
- Nada, quizás vaya a echar currículos ¿tú?
- Me quedo aquí pendiente del teléfono, los chicos me llamarán nada más que aterricen.
- Que te diviertas - me levanté, le di un beso en la mejilla y me salí de su casa. Iba a ir a la mía para coger varios currículos y echarlos en otras agencias pero no me apetecía mucho así que llamé a Ronnie para quedar y pasear juntos por ahí. Quedamos en el Big Ben y fuimos subiendo hasta llegar a Covent Garden, mi parte favorita de la ciudad. Entramos en un Starbucks, nos compramos dos frapuccinos de chocolate y nos los tomamos mientras paseábamos por esa zona cogidos de la mano. No te conté lo que los chicos pensaban de él ni que me había enfadado con ellos por eso, simplemente hablamos de todo y de nada. Sentí que volvíamos a ser la misma pareja de siempre, que todo volvía a ser como antes, que quería a Ronnie más que nunca.


El 4 de marzo quedamos para celebrar que llevábamos cinco meses juntos y decidimos hacernos un tatuaje. Siempre había querido uno así que no me iba a rajar ahora que se me presentaba una oportunidad. Como éramos menores, nuestros padres tuvieron que firmar la autorización lo cual me sorprendió que mi madre hiciera sin rechistar. Yo me hice el símbolo del infinito en la muñeca izquierda en señal de que lo mío con Ronnie era para siempre y él se hizo un pequeño 4 en el tobillo, tan pequeño que no se veía bien a cierta distancia. Cuando llegué a casa, me hice las curas y me conecté a Twitter. Últimamente me había viciado más que nunca y es que había pasado de ser una amigo de los chicas a ser la misma fan de siempre, la obsesiva acosadora de toda la vida. Todavía estaban en USA y seguirían allí hasta  principios de marzo, entonces viajarían a Australia. Estaba investigando más cuando me llegó una mención de la cuenta de mis fans "¿Has leído el artículo que Sugarscape ha publicado sobre ti? xx". Me quedé helada, no podía creerme que esa revista, la misma que yo leía desde hacía un tiempo, hubiera escrito algo sobre mí. "No ¿qué dice? xx" le respondí y una de las propietarias, Sarah, contestó "¡Has contestado! asjfgdfsflgf míralo tú misma" y adjuntó el link, lo abrí y flipé. El artículo decía algo así: "¿Quién es esta chica que se está haciendo con los escaparates de Londres? Nosotros tenemos la respuesta." Debajo de eso había una foto del escaparate de Hollister, a continuación decía "Tenemos el honor de presentaros a Delilah Jane Harper, una estudiante de 17 años que apunta a ser una gran modelo. ¿Qué sabemos de ella? Como hemos dicho, se llama Delilah Jane Harper, tiene 17 y estaba estudiando en un instituto público de la ciudad hasta que decidió ser modelo. Su novio, con el que la vemos paseando de la mano en la foto de abajo, sigue estudiando pero también podría ser modelo ya que el chico no está nada mal. Todavía no sabemos cómo pero consiguió ser la imagen MUNDIAL de Hollister para este año 2012 y parece que seguiremos oyendo su nombre a lo largo de todo el año."
Miré la foto, en ella salíamos Ronnie y yo cogidos de la mano tomándonos los frapuccinos del otro día. Me sentí rara al ver la foto, eso significaba que había por lo menos un paparazzi siguiéndome por la ciudad y no pude evitar sentirme confundida porque por un lado me gustaba la idea de empezar a ser famosa pero por otro no, no quería privar a Ronnie de salir conmigo tranquilamente, y mucho menos a Audry. Se lo conté a toda mi familia, a Aud y a Ronnie y todos estaban encantados menos mis padres, que no paraban de decirme que ahora que era más o menos conocida, tenía que andar con cuidado y vigilar todas las cosas que hacía por si alguna estaba mal vista.


A los pocos días me encontré con Danielle en una tienda de animales. Fui para comprarle comida a Willy y ella para comprarle comida a las tortugas de Liam. Estaba preciosa, como siempre y fue tan encantadora como de costumbre.
- ¿Delilah? - me giré al oír mi nombre.
- ¡Danielle! - nos abrazamos - ¿cómo tú por aquí?
- Pues he venido a comprarle comida a las tortugas de Liam ¿y tú?
- Igual pero para mi hurón.
- No sabía que tenías uno, seguro que es una monada.
- Sí que lo es - no sabía si preguntarle por los chicos - ¡qué casualidad!
- Sí - rió - con la de tiendas de animales que hay en Londres.
- Me enteré de que fuiste a ver a los chicos a USA ¿qué tal?
- Genial, me lo he pasado estupendamente.
- Me alegro, yo nunca he ido allí.
- Pues cuando vayas no querrás irte, a mí me ha entristecido un poco, sobretodo por dejar a Liam allí pero bueno, me consuela saber que nada más que llegue estaremos dos semanitas en Las Bahamas y en Florida.
- ¡Vaya qué bien! - exclamé - ¡qué envidia! Y los chicos ¿cómo están?
- Un poco raros, deseando volver para quedarse un tiempo.
- Ya les queda menos - sonreí.
- Bueno y ¿qué tal en el trabajo?
- Tengo vacaciones hasta primeros de abril, vamos hasta la semana que viene ¿y tú?
- Lo mismo - sonrió - por cierto, leí el artículo que publicó Sugarscape sobre ti ¿cómo te sientes? Porque siempre que han escrito algo sobre mí era por Liam pero a ti no te han vinculado con nadie.
- Estoy un poco confusa porque yo no me siento especial ni famosa ni nada pero, en fin, también me gusta - reímos.
- Bueno, me tengo que ir que llego tarde a mi cita con la esteticista - rió - me ha encantado hablar contigo.
- Lo mismo digo - nos dimos dos besos.
- No se me ha olvidado lo de hacernos la manicura juntas eeh te llamaré cuando coja la próxima cita.
- Gracias - sonrió y salió de la tienda. Me gustó hablar con ella, quizás porque me llevaba genial con ella o tal vez porque era la persona más cercana a los chicos con la que me había topado hasta entonces, no importa el por qué, solo sé que me sentí muy bien al abrazarla y entablar una conversación con ella.


Me reincorporé en el trabajo el 4 de abril. El mundo se había vuelto loco por culpa de un tweet de Louis en el que decía que iba a ser padre, cuando lo leí se me paró el corazón pero luego caí en que era 4 de abril, April's Fools Day.
Tenía muchas ganas de volver a trabajar así que fui al estudio lo más temprano posible, allí me esperaba James con los brazos abiertos.
- Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones - dijo después de darme dos besos.
- He hecho todo lo posible por conseguirlo - rió.
- Entremos, Mark nos espera dentro con las nuevas colecciones. - Nada más entrar vi un montón de conjuntos colgados de todas partes, varios fotógrafos y dos estilistas, Mark estaba al fondo.
- ¡Delilah Harper! - me estrechó la mano - espero que vengas llena de energía porque te esperan otras seis colecciones que probarte.
- Estoy lista.
- Perfecto, la mecánica será la misma que al principio, trabajarás un día sí y otro no, de forma que a finales de mes tendrá vacaciones hasta junio.
- Vale.
- Empecemos por la colección "Blue Ocean", está compuesta por quince conjuntos un poco más veraniegos que las colecciones pasadas.
- De acuerdo - El primero era un pantalón vaquero muy claro y rasgado con una camiseta azul marina que tenía flecos en el hombro derecho, para posar me dejaron el pelo tal y como lo tenía y me maquillaron levemente, me dieron un maxi bolso del mismo color que los vaqueros con las asas de color marrón claro, unas pulseras de madera y unas sandalias del mismo color que las asas del bolso con mucho tacón y una gran plataforma.
El segundo era un vestido corto de palabra de honor, blanco y bordado. Me recogieron el pelo en un moño muy elegante y me pusieron unos tacones negros preciosos, una gargantilla del mismo color y un mini bolso de estos que parecen monederos también negro.
El tercero estaba compuesto por unos shorts vaqueros deshilachados, una camiseta blanca de tirantas con el dibujo de un rayo negro en el centro, una chaqueta vaquera y unas cuñas marrones muy altas.
Seguí probándome conjuntos hasta que terminé con esa colección, ya quedaba una menos para conseguir mi vacaciones. Sí, había ido con ganas de trabajar pero se me habían quitado al recordar lo pesado que era eso de ponerse y quitarse tanta ropa. Me fui a casa de Audry nada más que me dieron las fotos y el dinero, me apetecía comer con ella y enseñárselas.
- ¿Me podrías regalar un poco de la belleza esa que te sobra? Y si le sumas un poco del talento que tienes para posar, mucho mejor.
- No seas tonta, Aud.
- ¡Pero es que todo te queda genial! ¿Cómo lo haces? ¡Dime tu secreto! - dijo zarandeándome.
- Relájate, anda. Por cierto, me he encontrado con Danielle.
- ¿Y por qué dices "por cierto" si no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando?
- ¿Quieres que te lo cuente o no?
- Por supuesto - puso cara seria y le conté lo que hablamos - Desde luego, que simpática es esta chica siempre.
- Y que lo digas, nadie la obliga a hablarme ni a quedar conmigo pero ella se ofrece, es un encanto.
- Oye, yo sé que tengo las uñas muy feas y pequeñas por eso de que me las como pero me gustaría que me avisaras para ir también, no es malo pasar tiempo con dos diosas.
- Eleanor no irá.
- Ya lo sé, lo digo por Danielle y por ti.
- Pues seremos tres diosas - entonces sonó su móvil y miró la pantalla.
- Es Harry - me avisó antes de descolgar, estuvo hablando unos diez minutos - estoy con ella, sí, sí, que sí, que está bien, que la estoy cuidando mucho - le miré extrañada y tapó el móvil para que Harry no lo oyera - ¿te quieres poner?
- ¿Estás de coña? - me levanté - Mejor me voy, que ya es tarde y tengo planes con Ronnie - me lanzó un beso mientras seguía hablando con Harry, se lo devolví y salí de su casa. Fui a mi casa, cogí los beats que le compré a Ronnie hacía ya un tiempo y me fui a su casa.
- He montado una cenita romántica aprovechando que mis padres no están - dijo nada más abrirme la puerta.
- Ha sido una genial idea - nos besamos y nos sentamos en el sofá.
- Después de cenar podríamos ver una peli.
- ¿Quién eres y qué has hecho con mi novio?
- No seas tonta, es que te quiero mucho.
- Yo también, por eso te he comprado esto - me levanté y fui a coger la bolsa en la que traía los beats y se la di.
- No tenías por qué - desempapeló la caja y me miró sorprendido al ver lo que contenía - ¡eres la mejor novia del mundo! - me besó - ¡Muchas gracias Del!
- Te lo mereces - cenamos las hamburguesas que él había preparado y nos sentamos a ver "Una Cenicienta moderna", me encantaba esa película. Él estaba sentado en el sofá y yo sobre su regazo, Ronnie me abrazaba por detrás mientras me besaba el cuello y me acariciaba los muslos.
- Alguien está un poco mimoso - dije mirándolo.
- Es que he pensado que ya llevamos seis meses, que ya es hora de que hagamos algo más que darnos besitos y abracitos ¿no?
- Ronnie, yo...
- Si no quieres no pasa nada, esperaré todo lo que quieras.
- No es eso, sí que quiero pero estoy un poco nerviosa porque nunca me he acostado con nadie - dije bajando la mirada.
- No pasa nada - me dio un beso en la mejilla - ya verás como todo - me dio otro en la frente - saldrá bien - me dio otro en la otra mejilla. Me giré y le rodeé el tronco con las piernas mientras le besaba el cuello. Sin dejar de besarnos, Ronnie se levantó y me llevó hasta su habitación. Me soltó en la cama, me quité la camiseta y empezó a darme besos por la barriga hasta llegar un poco más abajo del ombligo, entonces me quitó los pantalones y yo le quité su ropa. Ahí estábamos los dos, en ropa interior en su cama sin parar de besarnos. Era... ¿cómo decirlo? Quizás la palabra perfecta fuera paraíso. Sí, podía ser. Lo amaba a él y a nadie más, y ahora ya podía afirmar que era mío y lo sería para siempre. Notaba sus movimientos hacia arriba y hacia abajo, todo a mi alrededor daba vueltas, pero era genial. Quizás podría ser aún mejor, pero no sabía cómo. Sus besos en mi cuello, su lengua enredada con la mía, ambos formando una sola persona.


A la mañana siguiente me desperté sola en su cama, con las sábanas descolocadas y la ropa tirada por el suelo. Me vestí y fui a ver si Ronnie se había vuelto tan romántico que quizás me estuviera haciendo el desayuno. No. No estaba. En esa casa solo estaba yo. Entonces caí en que era martes y que se habría ido al instituto, menos mal que sus padres no estaban porque si me los cruzaba, me iba a morir de vergüenza. Me fui a mi casa, me duché y me quedé viendo la tele un rato. Por la tarde me fui a ver a Audry y a contarle todo.
- Aish si es que sois muy moninos - dijo pellizcándome las mejillas - aun así debería haber faltado al instituto para estar a tu lado cuando te despertaras.
- Bah, eso son tonterías, no me ha importado. - hice un gesto despectivo - Voy a comprar donuts de chocolate, que se me antojan ¿quieres?
- Tía, es la hora de cenar - dijo seria - mejor llamamos al chino o algo.
Después de cenar con ella, me volví a mi casa e hice un poco de vida familiar.


Habían pasado varios días y yo no me encontraba muy bien. Todo el mundo me decía que estaba muy guapa pero lo único que hacía era vomitar y hartarme de bollería y helados. Entonces me di cuenta de que era 25 de abril, se suponía que debía haberme puesto mala hacía una semana. ¿Y si? No, no quería ni pensarlo. Fui a ver a Audry por la mañana aprovechando que era sábado y le conté lo que me pasaba.
- ¿Usasteis protección?
- No - dije asustada.
- ¿Delilah estás bien de la cabeza? 
- Él dijo que controlaba, que todo iba a ir bien.
- ¡Eso no se puede controlar! - gritó - Vale, haremos una cosa - dijo respirando profundamente - nos relajamos, vamos a comprar un predicto y vemos qué pasa.
- De acuerdo - fuimos a la farmacia más cercana y compramos cuatro para estar seguras de los resultados. Después de diez minutos los interpretamos - A ver, en las instrucciones dice que si salen dos rayas es que está embarazada ¿cuántas han salido?
- No sé, no quiero ni mirarlo.
- Delilah, escúchame - la miré - no va a pasar nada malo ¿vale? Si da positivo hablas con tu madre y con Ronnie y ya está y si es negativo, tiramos estos cuatro predictos a la basura y hacemos como si no hubiera pasado nada.
- Vale.
- Ahora, dime cuántas rayas hay en el primero - le di la mano y la apreté fuertemente.
- Una.
- ¡Bien! ¿Y en el segundo?
- Dos.
- ¿Qué? Mira el tercero.
- Una y media.
- ¿Una y media? ¿Pero qué es esto? ¿Es posible estar medio embarazada? - dijo histérica - a ver, el cuarto es el definitivo.
- Dos - empecé a llorar. No podía ser, no podía creérmelo, no podía estar embarazada ¡por Dios, que tenía 17 años!
- Tranquila, Del - me abrazó - ahora nos quedamos aquí juntas toda la tarde, todo el tiempo que quieras y luego, hablas con tu madre y con Ronnie.
Después de pasar toda la tarde decidiendo nombres para el bebé, me fui a mi casa. Me daba miedo lo que pudiera decirme mi madre, siempre había sido muy poco tolerante con esas cosas.
- Mamá, tengo que hablar contigo - dije sentándome a su lado.
- ¿Otra vez con dudas sobre los estudios? ¡Eres muy indecisa!
- No es eso - dije a punto de llorar.
- Pues dime qué es.
- Verás, el otro día Ronnie y yo hicimos seis meses juntos y bueno, me acosté con él - quizás debí decirle que mantuve relaciones sexuales, así hubiera quedado menos de zorra.
- Del, ya sabes que para eso debes consultarme antes.
- Déjame terminar del tirón por favor - dije con la voz rota.
- ¿Hay más? ¡Delilah Jane Harper! ¿Qué has echo? - mierda, había dicho mi nombre completo incluso con el apellido, eso no podía ser peor.
- Estoy embarazada - dije en un susurro.
- ¿¡Qué!? - gritó.
- Que estoy embarazada.
- Ya te había oído - dijo fría y secante - ¿no usasteis precauciones?
- Se nos olvidó - dije con la cabeza baja.
- ¿¡Cómo que se os olvidó!? ¡Esto es un juego, Delilah Jane!
- ¡Lo sé! - grité rompiendo a llorara - ¡Lo siento mucho!
- Fuera de mi casa - dijo levantándose y señalando a la puerta.
- ¿Qué?
- Ya lo has oído - dijo más seca todavía, levantándome y empujándome hacia la puerta - no quiero que le gente sepa que vas por ahí manteniendo relaciones sexuales sin protección.
- ¿Y a dónde voy?
- Si eres mayor para hacer esas cosas, también lo eres para valerte por ti misma. - me cerró la puerta en la cara. Llamé a Ronnie para avisar de que iba a su casa para hablar.
- Ronald, yo...
- ¿Me vas a dejar? - me interrumpió.
- No, no, todo lo contrario - intenté sonreír.
- Tranquila - me cogió la mano - dime lo que sea que tengas que decirme.
- Estoy embarazada.
- ¿¡Qué!? - me soltó la mano.
- Que en nueve meses, si Dios quiere, serás papá.
- No, esto no está bien - dijo levantándose y dando vueltas por el salón - Oye, será mejor que lo dejemos.
- ¡No! - grité - ¡No me puedes dejar así!
- Es tu culpa, si no te hubieras preñado seguiríamos juntos.
- Pero Ronnie, yo te quiero.
- Adiós - me acompañó hasta la puerta y cerró. Me fui a la casa de Audry y le pedí que me dejara dormir allí.
- No puedo, tía - dijo asomada desde la ventana - ha llegado mi madre y si te ve aquí le dirá algo a tu madre, lo siento - cerró la ventana. Me sentí como una mierda, sentía que nadie me quería, que sobraba, que Audry me había fallado, que mi madre me odiaba y que Ronnie nunca que había querido. Estaba empapada por la lluvia y por mis lágrimas y no tenía a dónde ir. Entonces se me ocurrió un sitio, un sitio en el que no me juzgarían, en el que me aceptarían a pesar de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario